Hace pocos meses pasé una semana por el Norte de Tenerife. Creo que tomé gran cantidad de fotografías del mar, en parte para intentar llevarme parte de su especial belleza. Pero al mirarlas ahora, no se puede revivir la misma sensación, y no se hallará así, a no ser que en otra ocasión regrese allí. Y probablemente no será con la misma intensidad.
Pensaba pintar al regresar a casa, ayudándome de las fotografías, pero el olor a pintura tiene poco que ver son el olor a mar; encerrarme en un cuarto en una casa del interior de la península, en la ciudad donde vivo es también muy diferente al roce del aire y su aroma; lo mismo ocurre con el silencio, o con cualquier música que ponga, no es el sonido del viento ni del agua en movimiento. No digo que el contexto en que me encuentro sea peor, sino que es diferente. Me gustaría tener ocasión de regresar y pintar directamente.
En aquel lugar deseaba aprovechar cada instante de aquello que normalmente no puedo disfrutar, aquel mar que tenía frente a mí. Necesitaba desconectar, sentir su libertad, la inmensidad, el descanso, la paz y la limpieza purificadora de la sal. Así como intuir el misterio de que podrá haber más allá de nuestra visión, más allá del horizonte, dentro del agua, es decir, en ese otro mundo, la vida marina con su desarrollo evolutivo; o pensar de qué lugar del planeta proviene el agua que trae las olas, rompiendo en forma de espuma para convertirse en líquido, una ola y otra, de forma cíclica… una tras otra, y otra...
Todo resulta como si de magia se tratara. Ante tanta grandiosidad me siento tan pequeña como una hormiga. Para el océano somos tan importantes como cualquier otro ser. Poco le importan las numerosas batallas que ha presenciado y que presenciará, ni distingue de riquezas. Mirando el horizonte, el estallido de las olas contra las rocas en un movimiento constante, me doy cuenta de que todo aquello que contemplo, es totalmente ajeno a la política y a la crisis económica; el océano no entiende de cifras, ni de ambición humana.
A poca distancia de Tenerife, en el Hierro empezaba a haber temblores, entonces aún no me había enterado y no lo hice hasta que pasó un mes. Ayer supe por las noticias de televisión, que empiezan a aparecer erupciones volcánicas en el mar a poca distancia de la isla y que han evacuado a parte de la población. Incluso para los especialistas, de momento es impredecible lo que ocurrirá. Ante el estallido de un volcán no podemos hacer nada, pero ¿y ante el problema de la economía mundial? ¿Y ante el hambre?
Mientras los seres humanos nos seguimos creando problemas, el mar sigue sin entender de trajes con corbata, ni de tacones, tampoco entendía de pelucas blancas con tirabuzones, ni de atuendos de pirata.
Pero en fin, la naturaleza es una gran obra de arte, la mejor de todas, y los seres humanos, formamos también parte de ella; nuestras acciones, durante nuestras frágiles vidas, igualmente lo son.
profunda entrada.... como el mar!!!!
ResponderEliminarasi que ya tienes creación artistica, memoria y pensamiento todo en uno :)
mawy
Solo con lo que dices ya dan ganas de ir alli, y luego viendo las fotos más aun! y cuanta razón tienes...Este mundo es de todo menos humano, como dijo Galeano hace poco "cada minuto se gastan 3 millones de dólares en gastos militares, cuando cada minuto mueren quince niños por hambre o enfermedades curables", este mundo es una mierda, pero tenemos el arte para hacerlo como queramos, ahi nadie nos puede imponer nada...Ah! y en cuanto puedas, vuelve con tus pinturas, buscate un hueco en las rocas y a rescatar un trocito de mar con tus oleos!
ResponderEliminarQue bello leer tanta honestidad. GRacias por compartir experiencias y verdades...
ResponderEliminarMe encantó.
ResponderEliminarSi has visto mi blog habrás visto que el mar es mi amigo. El mar bravo no salió de una foto, salió de un sueño; solo tuve que cerrar los ojos y amarlo.
ResponderEliminarPerdona mi atrevimiento, o mi osadía. Te invito a que hagas lo mismo con esas imágenes que fotografiaste: ha de salirte, seguro, una maravilla y no dudo que todos disfrutaremos de ellas. (obviamente con tu capacidad de movimiento y color será un deleite)