ANSIA DE MAR (2011)



Hace pocos meses pasé una semana por el Norte de Tenerife. Creo que tomé gran cantidad de fotografías del mar, en parte para intentar llevarme parte de su especial belleza. Pero al mirarlas ahora, no se puede revivir la misma sensación, y no se hallará así, a no ser que en otra ocasión regrese allí. Y probablemente no será con la misma intensidad.

Pensaba pintar al regresar a casa, ayudándome de las fotografías, pero el olor a pintura tiene poco que ver son el olor a mar;  encerrarme en un cuarto en una casa del interior de la península, en la ciudad donde vivo es también muy diferente al roce del aire y su aroma; lo mismo ocurre con el silencio, o con cualquier música que ponga, no es el sonido del viento ni del agua en movimiento. No digo que el contexto en que me encuentro sea peor, sino que es diferente. Me gustaría tener ocasión de regresar y pintar directamente.

En aquel lugar deseaba aprovechar cada instante de aquello que normalmente no puedo disfrutar, aquel mar que tenía frente a mí. Necesitaba desconectar, sentir su libertad, la inmensidad, el descanso, la paz y la limpieza purificadora de la sal. Así como intuir el misterio de que podrá haber más allá de nuestra visión, más allá del horizonte, dentro del agua, es decir, en ese otro mundo, la vida marina con su desarrollo evolutivo; o pensar de qué lugar del planeta proviene el agua que trae las olas, rompiendo en forma de espuma para convertirse en líquido, una ola y otra, de forma cíclica… una tras otra, y otra...

Todo resulta como si de magia se tratara. Ante tanta grandiosidad me siento tan pequeña como una hormiga. Para el océano somos tan importantes como cualquier otro ser. Poco le importan las numerosas batallas que ha presenciado y que presenciará, ni distingue de riquezas. Mirando el horizonte, el estallido de las olas contra las rocas en un movimiento constante, me doy cuenta de que todo aquello que contemplo, es totalmente ajeno a la política y a la crisis económica; el océano no entiende de cifras, ni de ambición humana.

A poca distancia de Tenerife, en el Hierro empezaba a haber temblores, entonces aún no me había enterado y no lo hice hasta que pasó un mes. Ayer supe por las noticias de televisión, que empiezan a aparecer erupciones volcánicas en el mar a poca distancia de la isla y que han evacuado a parte de la población. Incluso para los especialistas, de momento es impredecible lo que ocurrirá. Ante el estallido de un volcán no podemos hacer nada, pero ¿y ante el problema de la economía mundial? ¿Y ante el hambre?
Mientras los seres humanos nos seguimos creando problemas, el mar sigue sin entender de trajes con corbata, ni de tacones, tampoco entendía de pelucas blancas con tirabuzones, ni de atuendos de pirata.

Pero en fin, la naturaleza es una gran obra de arte, la mejor de todas, y los seres humanos, formamos también parte de ella; nuestras acciones, durante nuestras frágiles vidas, igualmente lo son.